¿Cómo
fue la ganadería practicada por nuestros antiguos vecinos y pobladores?
Si bien uno
no puede negar la importancia que tuvo la cría del ganado vacuno en los
espacios productivos de la campaña bonaerense, lejos estaría de la verdad si se
negara la relevancia aún mayor que tuvo para las estancias la cría de un
híbrido muy particular: la mula. Resultado de la mezcla entre los burros
(denominado ‘‘hechores’’, en su función de padrillos) y las yeguas madrinas o
de cría, las mulas fueron un producto fundamental que le permitió a Buenos
Aires insertarse en la economía interna del espacio colonial, dentro del cual
las distintas regiones se fueron especializando productiva en función de lo que
demandaban Potosí (centro de la extracción de plata) y Lima (capital del
Virreinato del Perú y sede de las principales autoridades político-administrativas).
La importancia de dichas bestias radicaba en sus características fisonómicas
que les permitían ser las únicas capaces de cargar y transportar importantes
cantidades de plata en zonas de mucha altura como lo era el Alto Perú minero.
Es preciso recordar que hacia fines del siglo XVIII, la plata potosina
constituía prácticamente un 80% de las exportaciones que salían desde el puerto
de Buenos Aires.
La producción de plata del Alto Perú (actualmente
Bolivia) fue fundamental como
incentivo de la ganadería bonaerense.
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De esta
manera, es lógico pensar en que los productores rurales le dieran un papel
protagónico a la reproducción de este tipo de haciendas. Ahora bien, no hay que
confundirse y caer en la idea de que todos los puntos de la jurisdicción se
dedicaron de la misma manera a esta actividad y al comercio intra-virreinal.
Tomando como
foco del análisis la región ubicada entre el Río Luján y el pago de Las Conchas
(comprendido por territorios que actualmente corresponden a los municipios de
Ituzaingó, Merlo y Morón), nos encontramos frente a una realidad local
particular. En 1738 se registraron apenas 7 establecimientos con yeguas de
cría, sobre un total de 102 unidades de producción (6,9%). Por otra parte, se
registraron otros 12 terrenos en donde se encontraron caballos (11,8%), con la
particularidad de que no eran las mismas extensiones en donde estaban las
yeguas mencionadas. Esto quiere decir dos cosas: en primer lugar, la distinción
hecha entre equinos y los yeguarizos que se utilizaban exclusivamente para la
procreación de mulas; en segundo término, que los caballos que se encontraban
en esta parte de la jurisdicción muy posiblemente fueran animales destinados a
las labores agrícolas (como por ejemplo el arado de las tierras), la carga de
productos rurales y el transporte comercial.
En el padrón
siguiente (1744), si bien éste no ofrece datos consistentes para poder hablar
del ganado, se puede apreciar cierto cambio en las características de las
unidades productivas. Sobre un total de 108 censadas, 65 fueron clasificadas
como chacras en donde predominaba la producción triguera (60,2%), mientras que
se contaron 34 estancias ganaderas (31,5%), en donde se imponía la cría de
animales, principalmente vacunos (que fueron creciendo en la zona durante la
primera mitad del siglo XVIII) y los mulares, que siguieron siendo
protagonistas en las estancias hasta por lo menos finales de la centuria. Por
último, me gustaría resaltar que la cría de mulas fue una actividad desempeñada
tanto por estancieros y hacendados medianamente poderosos como por pequeños
campesinos que en algunos casos ni siquiera eran dueños de las tierras donde
vivían y trabajaban.
En resumen,
la región del pago de Las Conchas era más que otra cosa un espacio productivo
de chacras trigueras para el abasto de la demanda de la ciudad. Empero, también
hubo estancieros y pequeños pastores que intentaron insertarse en la economía
colonial con actividades importantes como la cría de mulas para el abasto de
las minas de plata del Norte o bien en algunos casos para el desarrollo de las
actividades agrarias.
Mulas arriadas hacia los mercados del Norte minero.
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Referencias
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X. Padrones de la Ciudad y campaña de Buenos Aires (1726-1810). Padrones
rurales de 1738 y 1744.
Assadourian, Carlos (1982). El sistema de la economía colonial. Mercado interno, regiones y espacio
económico. Lima, Instituto de Estudios Peruanos.
Fradkin, Raúl y Garavaglia, Juan Carlos (2009). La Argentina colonial. El Río de la Plata
entre los siglos XVI y XIX. Buenos Aires, Siglo XXI Editores.
Garavaglia, Juan Carlos (1999). Pastores y labradores de Buenos Aires. Una historia agraria de la
campaña bonaerense 1700-1830. Buenos Aires, Ediciones de la flor.
Mayo, Carlos (2004). Estancia y sociedad en la pampa (1740-1820). Buenos Aires,
Editorial Biblos.
Paz, Gustavo (1999). ‘‘A la sombra del Perú: mulas,
repartos y negocios en el Norte argentino a fines de la colonia’’, en Boletín del Instituto de Historia Argentina
‘‘Dr. E. Ravignani’’, Tercera Serie, Nº 20, pp. 45-68.