lunes, 10 de octubre de 2016

CRIA DE MULAS Y ESPACIO ECONOMICO COLONIAL. UNA MIRADA DESDE LOS CAMPOS UBICADOS ENTRE EL RIO LUJAN Y EL PAGO DE LAS CONCHAS

¿Cómo fue la ganadería practicada por nuestros antiguos vecinos y pobladores?
  Si bien uno no puede negar la importancia que tuvo la cría del ganado vacuno en los espacios productivos de la campaña bonaerense, lejos estaría de la verdad si se negara la relevancia aún mayor que tuvo para las estancias la cría de un híbrido muy particular: la mula. Resultado de la mezcla entre los burros (denominado ‘‘hechores’’, en su función de padrillos) y las yeguas madrinas o de cría, las mulas fueron un producto fundamental que le permitió a Buenos Aires insertarse en la economía interna del espacio colonial, dentro del cual las distintas regiones se fueron especializando productiva en función de lo que demandaban Potosí (centro de la extracción de plata) y Lima (capital del Virreinato del Perú y sede de las principales autoridades político-administrativas). La importancia de dichas bestias radicaba en sus características fisonómicas que les permitían ser las únicas capaces de cargar y transportar importantes cantidades de plata en zonas de mucha altura como lo era el Alto Perú minero. Es preciso recordar que hacia fines del siglo XVIII, la plata potosina constituía prácticamente un 80% de las exportaciones que salían desde el puerto de Buenos Aires. 

La producción de plata del Alto Perú (actualmente Bolivia) fue fundamental como
 incentivo de la ganadería bonaerense.


  De esta manera, es lógico pensar en que los productores rurales le dieran un papel protagónico a la reproducción de este tipo de haciendas. Ahora bien, no hay que confundirse y caer en la idea de que todos los puntos de la jurisdicción se dedicaron de la misma manera a esta actividad y al comercio intra-virreinal.
  Tomando como foco del análisis la región ubicada entre el Río Luján y el pago de Las Conchas (comprendido por territorios que actualmente corresponden a los municipios de Ituzaingó, Merlo y Morón), nos encontramos frente a una realidad local particular. En 1738 se registraron apenas 7 establecimientos con yeguas de cría, sobre un total de 102 unidades de producción (6,9%). Por otra parte, se registraron otros 12 terrenos en donde se encontraron caballos (11,8%), con la particularidad de que no eran las mismas extensiones en donde estaban las yeguas mencionadas. Esto quiere decir dos cosas: en primer lugar, la distinción hecha entre equinos y los yeguarizos que se utilizaban exclusivamente para la procreación de mulas; en segundo término, que los caballos que se encontraban en esta parte de la jurisdicción muy posiblemente fueran animales destinados a las labores agrícolas (como por ejemplo el arado de las tierras), la carga de productos rurales y el transporte comercial.
  En el padrón siguiente (1744), si bien éste no ofrece datos consistentes para poder hablar del ganado, se puede apreciar cierto cambio en las características de las unidades productivas. Sobre un total de 108 censadas, 65 fueron clasificadas como chacras en donde predominaba la producción triguera (60,2%), mientras que se contaron 34 estancias ganaderas (31,5%), en donde se imponía la cría de animales, principalmente vacunos (que fueron creciendo en la zona durante la primera mitad del siglo XVIII) y los mulares, que siguieron siendo protagonistas en las estancias hasta por lo menos finales de la centuria. Por último, me gustaría resaltar que la cría de mulas fue una actividad desempeñada tanto por estancieros y hacendados medianamente poderosos como por pequeños campesinos que en algunos casos ni siquiera eran dueños de las tierras donde vivían y trabajaban.
  En resumen, la región del pago de Las Conchas era más que otra cosa un espacio productivo de chacras trigueras para el abasto de la demanda de la ciudad. Empero, también hubo estancieros y pequeños pastores que intentaron insertarse en la economía colonial con actividades importantes como la cría de mulas para el abasto de las minas de plata del Norte o bien en algunos casos para el desarrollo de las actividades agrarias.

Mulas arriadas hacia los mercados del Norte minero.



Referencias
Academia Nacional de la Historia. Documentos para la Historia Argentina. Tomo X. Padrones de la Ciudad y campaña de Buenos Aires (1726-1810). Padrones rurales de 1738 y 1744.
Assadourian, Carlos (1982). El sistema de la economía colonial. Mercado interno, regiones y espacio económico. Lima, Instituto de Estudios Peruanos.
Fradkin, Raúl y Garavaglia, Juan Carlos (2009). La Argentina colonial. El Río de la Plata entre los siglos XVI y XIX. Buenos Aires, Siglo XXI Editores.
Garavaglia, Juan Carlos (1999). Pastores y labradores de Buenos Aires. Una historia agraria de la campaña bonaerense 1700-1830. Buenos Aires, Ediciones de la flor.
Mayo, Carlos (2004). Estancia y sociedad en la pampa (1740-1820). Buenos Aires, Editorial Biblos.
Paz, Gustavo (1999). ‘‘A la sombra del Perú: mulas, repartos y negocios en el Norte argentino a fines de la colonia’’, en Boletín del Instituto de Historia Argentina ‘‘Dr. E. Ravignani’’, Tercera Serie, Nº 20, pp. 45-68.